.

.

miércoles, 21 de enero de 2015

Autopsia en un brazo.

Tengo una herida en el brazo, me duele y cada vez se abre más, y les digo a todos: ¡Tengo una herida en el brazo! Y siempre preguntan lo mismo: ¿Cómo te la has hecho? Entonces agacho la cabeza, miro mi herida cada vez más grande y respondo: No lo sé. En eso se resumen mis últimos días, días perdidos contemplando una herida, como sangra, intentando cerrarla con los dedos, con paños de trapo y con una aguja.
Voy por las calles mendigando una autopsia para saber que rosal, que verja oxidada o que cristal ha sido el causante de tal destrozo. Nadie sabe nada, ya se cerrará, dicen, aprieta fuerte con los dedos. Lo que si está claro es que debo de tener más cuidado, mirar por donde paso, y mirar que cosas pasan por mí.
La herida ha brotado por si sola sin necesidad de abono, ha saltado de repente como una infección y se ha apoderado de todos mis sentidos, ha cobrado vida propia, se ha depositado en mi brazo como tal parásito y no se va.
La cosa es que tengo una herida en el brazo, y nadie me la quiere curar porque no hay medicinas para la tristeza.

martes, 20 de enero de 2015

La rutina de mi manual.


., | via Tumblr
 
Una y otra vez los mismos besos, las mismas caricias y los mismos suspiros, desde las ocho hasta las diez. La misma cantidad, repartida de mala manera, en una balanza de desesperación sin sentido alguno, en la que esto avanza porque hay un camino diseñado espesamente por mí.
Actuamos de forma mecánica y con anterior programación, sin botones y sin sangre.
Ya me he leído todas las instrucciones y me gustan, me gustan todas las funciones, pero me gustaban más cuando las acababa de leer, cuando iba por la mitad del libro y la otra mitad era desconocida, sobre todo porque me parece injusto que mi manual aún este por la segunda página, empezando por "Cosas que quiero que sepas sobre mí." y el último y casi indescifrable capítulo "Lo que te haría romper nuestra rutina."
Es injusto que tú me lo hayas entregado con los ojos vendados y todas las páginas arrancadas clasificadas en su respectiva sección, y que yo no arranque páginas porque no pienso dártelo, te lo leo de vez en cuando, saltándome las partes malas y soeces, excepto las que considero que me dan un curriculum interesante.
No pensé que llegarías a quererme tanto, ni que yo desconfiaría tanto de alguien aún sabiendo que me ha entregado su certificado de Mátame si quieres.
Soy una tortuga con demasiado caparazón, o demasiado pasado, que no sabe por donde empezar.
¿De quien es la culpa? ¿Del manual cerrado, o del manual demasiado abierto?

jueves, 8 de enero de 2015

Encontrarla y encontrarme.

ChargingAun sigues atrapada en tu rutina primavera, y ya estamos en invierno. Todo sigue por las nubes, muebles y sentimientos, no has hecho nada por tu carne, sigues sin jugar con fuego y las manos se te están congelando, tampoco sales a la calle de noche, pero en cambio te quedas en casa al lado de la pared y sabes que es mucho más peligroso. Pensando en todas las mentiras que nos están contando y retomando las viejas mentiras que queremos volver a escuchar. Que bonitas son, las mentiras, las mentiras bonitas que hacen daño, pero antes de saberlo. Lo que necesitamos es la mentira perfecta que contar al mundo.
Hace tiempo que la busco, hace tiempo que busco todo lo que no encuentro, y cada día me busco una pega, que no era el momento, que estaba lloviendo, que mi pelo es demasiado rojo, pero al final nunca encuentro nada. Han pasado más de 12 meses y sigo sin encontrarme, sin encontrar mi mentira, sin saber sim i pelo debería ser rojo, más de 12 meses y sigo sin poder darle la escusa a mi comportamiento de que "yo soy así", con miedo de decirlo y que me contesten "Sé que no eres así, te conozco" y yo sigo sin hacerlo. Todo me parece tan incierto, hasta yo misma, que debería tirarme desde el balcón para ver si caigo y duele.
Puede que esté debajo de una piedra, o viviendo en el mismo sitio que hace ocho meses. Tengo que encontrar mi mentira, encontrarla y encontrarme.