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jueves, 25 de junio de 2015

Aparentemente

 
Noches largas de calor en las que los caracoles nos comen enteros, en las que "nadie" sabe lo que hace por que "nadie" está para recordarles que es lo que son en realidad, noches en las que se ha perdido toda la esencia y solo queda una resacosa realidad de la que "nadie" puede escapar.
La tristeza es acumulativa y los días en los que estamos tristes sólo son visiones completas de lo que no queríamos ver, un marco de angustia e insatisfacción, de conformismo y sobretodo de heridas en los brazos.
Soy tan transparente, aparentemente, que "nadie" tiene ni idea de lo que ocurre en mis entrañas, porque si lo supieran me caería tan a pedazos que solo se distinguiría los diferentes colores entre mis huesos y mi piel. Un espejo de doble fondo que tan solo quiere comprensión o incomprensión.
Muy joven para tener tantos años encima.
Envuelta en una capa fina que no me deja pensar en nada más a parte de en lo bien que me siento, rodeada de un confuso "paso" que no deja a flor de piel nada de lo que ocurre dentro, pero que puede romperse en cualquier momento. Estoy segura de que no se romperá, porque para eso he estado años y años de preparación.
Y es que, "nadie" tiene nombre.