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sábado, 27 de febrero de 2016

Museo de mariposas

La verdad es que estoy harta de explicarle al mundo que es lo que pasa con nosotros, estoy harta de poner puntuaciones y que me exijan que defina nuestro estado de ánimo en cada milésima de segundo que pasa.
Me he salido de mi camino y ahora ando por una línea recta pintada de blanco hace ya semanas. Doy un salto y vuelvo, a la línea torcida de plastilina que se amolda con mis pasos y se dibuja al azar.
A mi azar, al azar que yo elijo por antojo.
Mal vais conejitos siniestros, si pensáis que tal vez pueda compartir con vosotros algo de mi maravillosa noche, algo de mis profundos sueños, ni se os ocurra pensar que llegaré a contaros los secretos de mis deseos, ni los acertijos que aguarda mi estómago. Me niego a liberar a ninguna de mis cuidadas mariposas, ni mucho menos envolverla en cristal para enseñárosla, como si mis sentimientos fueran fruto de un museo en el que la entrada es gratis y puedes pasar a mirar y comentar si es hiperrealismo encerrado en un cubo, o tan solo mera imaginación.
No piensen que es egoísmo, no las voy a enseñar no porque no quiera que el resto de los mortales sepan las de cosas que a ellos les faltan, sino porque, cada una de mis mariposas están dibujadas con lápices distintos, algunas con color, otras pálidas, algunas mojadas o empapadas de acuarelas, otras sin terminar y algunas sin empezar. Todas son un claro reflejo de lo perpleja que he estado cuando no sé que decir, porque no sé que decir casi nunca, son mis idas y venidas, mis gritos y sofocos, mis lágrimas desahogadas. mis cuentos de ficción y mi manía de ver si respiro mientras duermo y no sueño con quien quiero soñar.
Calla esa boca que pide que devuelva mi zoológico, que vive y perdura por los siglos de los siglos, que no para de rugir y pienso, que tal vez no sea un zoológico y sea una selva, en la que los animales siguen sus instintos, y corren, golpeando todo lo que se interpone en su paso.
No pienso soltarlos porque no puedo soltarlos, porque viven en libertad. No piensos sacarlos, ni invitar a nadie a que pase a verlos, porque no necesito incrédulas opiniones sobre si viven o si los dejo vivir, porque yo solo sé, que aunque se prendieran fuego, seguirían viviendo.


Imagen de butterfly, love, and stomach

lunes, 8 de febrero de 2016

La falacia de los senti(dos)mientos

No hay mas miramientos para decir, que quien te quiere te busca.
Si no te busca, lo siento chica, estas anclada entre dos mentiras que se dan de hostias, pero no a ellas, sino a ti.
Me da risa la hipocresía.
Que bien que te las creas todas. Hasta que un día, bom. De repente, todos muertos.