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domingo, 23 de octubre de 2016

Haemolacria

Por la inercia de mis ojos que vivo soñando, que vivo pensando en los que se esconde tras los matorrales de tu inexactitud, y que duele.
Que abro las ventanas y entra en frío y duele,
limpio los cristales y miro, y duele,
y veo, y duele,
observo, y duele.
Me veo a mí sentada en la parte trasera de un porche.
Y me quedo ciega.
Nunca antes había llorado tanto,
Nunca antes había escuchado tantas cosas que temía escuchar.
El jueves que todos los miedos se hicieron realidad,
El día que el cielo se rió profundamente de mi,
De mis entrañas,
De las ocho veces que he sido estúpida.
Ya no recuerdo mi nombre, estaba escondido en el fondo de una botella,
La botella opaca que se rompió y todos pudieron ver lo que había dentro:
Decepción.
La botella que nunca supo nadar, porque le dolía.
La botella que se sentía producto de la contaminación del medio ambiente, al ser de cristal y cortar a los delfines.
Tengo que dejar de llorar antes de que entre alguien.

hipersensibilidad

Quería abrir en canal mi pecho y hacer una fotografía un tanto sádica de lo que llevo dentro, para responder con una imagen a toda esa incomprensión. No tengo falta de sueño, no tengo falta.
Quería ver un complejo sistema de anclajes, pero encontré un tiovivo de cuerda.
Quería contemplar venus, pero solo estaba la playa de aquel verano en el que empecé a distinguir los colores.
Quería decir algo sin tener que pensar en sus repercusiones, pero antes de eso las repercusiones se lanzaron sobre mi cabeza gritando ¡No!
Siempre esperando a que inventen la cura para la incertidumbre, para la espera, para mi espera.
Por mí como si se incendian los lugares donde he estado preguntándome el porqué de la apariencia común, cuando en el canal solo encontré trocitos de confeti y plastilina rosa.
Cantando canciones que no he escuchado en mi vida, llorando por gatos atropellados que no conozco, y mi sollozo llega más allá de la atmósfera, que un país frio es un congelador de carne, que no siente.
Quería verme a mi sin ver a nadie más, sin nadie mas delante, sin nadie más detrás, pero no me encuentro.
Quería andar sin remordimiento pero vi a un pájaro muerto en medio de la acera, me jodió todo el día.
Ya puedo esperar a que algunos de mis actos cobren sentido, antes de que sea el sentido el que me cobre a mí por no llevarlo en ninguno de mis bolsillos.