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jueves, 24 de abril de 2014

El dinero es cuadrado.

Es injusto que me vaya a pasar toda mi vida rodeada de esta mugre en la que todos somos esclavos de algo. Me parece horrible que tenga que seguir las normas de una persona que morirá, y que al fin y al cabo, es la misma puta mierda que yo.
No entiendo en que clase de cabeza estaba la idea de hacer los edificios rectangulares, si los árboles no lo son, las televisiones cuadradas, cuadradas, horriblemente cuadradas, si las flores no lo son.
Soy una pequeña niña perdida en esta ciudad geométrica que me parece lo más feo del mundo, que pretende ser una triste linea de norte a sur, en la que a las personas importantes le borran de la cara las manchas que dicen a gritos que son humanos, donde miles de personas nos morimos por un beso porque las calles no tienen forma de labios, desembocan en la triste idea de vivir sin dejar huella, y muchos se empeñan en pintarla tanto, que el agua de lluvia las termina borrando.
Nadie quiere ver la sangre que has derramado por tu nuevo amor, y no me refiero a una persona, aquel sueño del que te enamoraste, todos quieren verlo como un logro de talento natural. Pero digo yo, que un sueño sin sangre derramada al lado del teléfono donde tan sólo esperabas, porque es lo único que puedes hacer a las cuatro de la mañana un miércoles de madrugada, no es un sueño, y mucho menos una victoria.
A mi hija le contaré que el alma de su madre no era más que una triste interpretación de un alma limpia, que soy una pistola sin balas, una persona hipócrita que utiliza cosas cuadradas. Soy la triste historia de la chica que no quería morir nunca porque eso le me parecía tan vulgar. Siempre he odiado hablar de mi misma en tercera persona, como si me mereciera ese respeto.
No quiero acabar siendo una desintegración en una caja de madera.
No quiero ver televisiones cuadradas.
Ni edificios.
Pero no puedo cambiar el sentido en el que giran las cosas. Ni el color del agua. Ni la escasez de Verona en los ojos de la gente.

2 comentarios:

  1. He llegado hasta aquí -sin quererlo ni beberlo- y no me arrepiento nada en absoluto.
    Me apetecía que lo supieras (siempre gusta).
    Un beso http://estacioondemetro.blogspot.com.es/

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    1. Pues si, la verdad es que gusta. Me alegro de que no te arrepientas, gracias.

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