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martes, 26 de abril de 2016

Seguir en mis treces

Sigo en mis treces sin pizca de mala suerte, en el trozo de arena en el que dibujé un corazón con los dedos, donde la lluvia no se atreve a llover, en mi paro cardiaco instantáneo, en mi muerte súbita y resurrección, amanecer y atardecer constantes.
Tengo un árbol junto a mi casa que a veces la frutos, y otras se marchita.
Tengo un nido de pájaros en mis entrañas que no piensan en otra cosa que alimentar a sus hijos.
Tengo cientos de golondrinas allí, que solo buscan el norte, y no lo encuentran, y quieren emigrar a las zonas cálidas, pero solo encuentran en verano en mis labios cuando me besas.
Tengo descuidos, heridas en sal y luces de neón, tormentas y relámpagos. Y un mar en calma.
Tengo miles de monstruos que solo se mueren cuando me tocas.
Tengo los versos que quiero decirte, pero ninguno de ellos rima.
Tengo un mar en el que puedes naufragar, una manada de lobos que solo aúlla cuando te vas, un largo camino por delante y tengo la esperanza de que jamás desaparezcan.

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