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lunes, 21 de abril de 2014

Las mentiras son buenas verdades.

Me declaro masoquista, por perseguir sueños que te rompen, por tener sueños que se rompen. Se rompen solos, con el ligero sople de viento. 
Me declaro mentirosa, porque en realidad no tengo ningún sueño. Pero se trata de eso, de mentir, el poeta es mentiroso, cuanto más miente, mejor poeta, se trata de interpretar.
-Dígame usted señor, que tiene mejor calidad, ¿Un escritor que desvela sus secretos al público, o aquel que lo desvela, pero nadie se da cuenta? Dígame, si lloriquear con un bolígrafo sobre papel es escribir. Pues pienso que no, que el arte viene de dentro, y no de fuera. Los acontecimientos no te hacen ser buen escritor, la depresión no te hace buen escritor, pues entonces estarás desvelando los secretos de tu alma, y ningún buen escritor quiere eso. Se trata de escribir entre líneas, ver en tus obras lo que nadie más puede, y entonces será arte.
-Y, ¿Quien le ha enseñado todo eso?-Respondió.
-La vida señor, los secretos no son un plato de buen gusto cuando todo el mundo los conoce.
-Vaya, debe de tener unos secretos muy profundos. Será difícil para usted guardarlos.
-Todo lo contrario, yo no tengo secretos. Bueno, si los tengo, pero no los conozco, no conozco el secreto de mi persona, ni lo que me hace fuerte, ni lo que me hace débil. Pero, ¿Quien se conoce? Todos, estoy casi segura de que somos todos, perdemos nuestra vida intentando conocernos, descubriendo lo que nos hace felices, porque, sea sincero, si supiéramos lo que nos hace felices, ¿No lucharíamos por ello desde que nacemos? Tengo una teoría, sobre que los sueños sólo son un intento por descubrir si algo nos gusta. ¿No se ha preguntado nunca el porqué de sus gustos? Pues yo no sé los míos, cuando alguien me pregunta sobre mi color favorito, digo uno al azar. No sé si todo lo que hago lo hago por apariencia, y que quiero aparentar, y hacia quien, ¿Usted lo sabe? ¿Se conoce?
-La verdad, sólo sé que me gusta el verde, nunca me  he preguntado el porqué, supongo que cada persona nace con una personalidad, o con un programa dentro de todos, y de ahí los cambios repentinos de gustos de la infancia a la adolescencia. Tal vez sea instinto.
-Pues yo carezco de él, nunca lo he tenido ni lo tendré.
-Es muy joven para hablar así de la vida.
-Exacto, pero recuerde, que usted sólo me ve, no puede sentirme, ni sentir lo que siento yo, sé que en este mundo soy joven, porque aquí nada se aprecia, pero en un mundo paralelo los años y la madurez se piden por el desgaste de su alma, y le juro que en ese mundo sería una persona a punto de morir.

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